Vosotras las familiares inevitables, golosas vosotras moscas vulgares me evocáis todas las cosas. Oh viejas moscas voraces como abejas en abril viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil. Moscas de todas las horas de infancia y adolescencia de mi juventud dorada de esta segunda inocencia que da el no creer en nada, en nada. Moscas del primer hastío en el salón familiar las claras noches de estío en que yo empecé a soñar. Y en la aborrecida escuela raudas moscas divertidas perseguidas, perseguidas por amor de lo que vuela. Yo sé que os habéis posado sobre el juguete encantado sobre el librote cerrado sobre la carta de amor sobre los párpados yertos de los muertos. Inevitables golosas que ni labráis como abejas ni brilláis cual mariposas pequeñitas, revoltosas vosotras amigas viejas me evocáis todas las cosas.