Se vistió la reina Ester en el tercer día, vestida de su color que al oro parecía, con grande mancía se fue ande el rey. El rey que la vido venir, perdió su tino, a la color del vino. -¿Qué es la tu venida, Ester? ¿qué es la tu demanda? - Un convit quero hacer en la tuya casa, con toda tu compaña y Hamán también; y a también quero tener largas las tus mesas, viva tu grandeza Alevanta, Mordejay, vístete este sayo, toma la corona, súbete al caballo, te llevaré al baño; yo te lavaré, y también te almizclaré, yo que so ligero, telek y barbero. Debemos de hacer fimbus en estos dos días, en hinchando el rabus ende los Nahmías, por hacer conquías a el Amalec; hagan baño con telek: todo va a un cuento, non mires el resto.