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En la hora senalada |
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La muerte invade mis sentidos |
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Desgarra mi alma de terror, pensativo |
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Queme mis ojos en sacrificio |
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Raje mi piel y os encontre |
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convocados por el hedor a muerte |
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Y ahora veo mas alla de la carne |
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Los muertos me vigilan |
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Me reclaman en su concilio |
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Y yo sigo sus mandatos |
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Sediento del saber prohibido |
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Y ahora siento vuestra presencia |
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con la profunda certeza de una alianza eterna |
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Yo sere vuestro instrumento, podeis confiar en mi |
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huelo vuestro gelido aliento al hablar |
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Ahora se lo que quereis |