San Juan De La Cruz 歌词

	Mientras iba de tu mano hacia la montaña,
	unos días eran fuego y otros eran llamas.
	Dentro del espejo donde no me reflejaba,
	la promesa que en la cima nos aguardaba.
	Pero una vez allí las nubes no nos dejaban ver el suelo
	y una sensación que tuve fue miedo.
	El camino de bajada era más estrecho,
	se podría decir una bajada a los infiernos.
	Te pedí que me guiaras cuando estaba ciego,
	la montaña fue quien respondió con eco,
	un eco que reproducía exactamente mis lamentos,
	los sueños que una vez tenía y ya no tengo.
	Un camino de torturas y de sufrimiento
	que me ha traído donde ahora sigo muerto,
	rezando para que alguien me levante del suelo,
	donde estoy abandonado.
	Así que te pedí lo menos y no quisiste darme nada
	y ahora que ya no te quiero, me llamas, me llamas ...

	Mientras iba de tu mano hacia la monta a,
	unos di as eran fuego y otros eran llamas.
	Dentro del espejo donde no me reflejaba,
	la promesa que en la cima nos aguardaba.
	Pero una vez alli las nubes no nos dejaban ver el suelo
	y una sensacio n que tuve fue miedo.
	El camino de bajada era ma s estrecho,
	se podri a decir una bajada a los infiernos.
	Te pedi que me guiaras cuando estaba ciego,
	la monta a fue quien respondio con eco,
	un eco que reproduci a exactamente mis lamentos,
	los sue os que una vez teni a y ya no tengo.
	Un camino de torturas y de sufrimiento
	que me ha trai do donde ahora sigo muerto,
	rezando para que alguien me levante del suelo,
	donde estoy abandonado.
	Asi que te pedi lo menos y no quisiste darme nada
	y ahora que ya no te quiero, me llamas, me llamas ...

	Mientras iba de tu mano hacia la monta a,
	unos dí as eran fuego y otros eran llamas.
	Dentro del espejo donde no me reflejaba,
	la promesa que en la cima nos aguardaba.
	Pero una vez allí las nubes no nos dejaban ver el suelo
	y una sensació n que tuve fue miedo.
	El camino de bajada era má s estrecho,
	se podrí a decir una bajada a los infiernos.
	Te pedí que me guiaras cuando estaba ciego,
	la monta a fue quien respondió con eco,
	un eco que reproducí a exactamente mis lamentos,
	los sue os que una vez tení a y ya no tengo.
	Un camino de torturas y de sufrimiento
	que me ha traí do donde ahora sigo muerto,
	rezando para que alguien me levante del suelo,
	donde estoy abandonado.
	Así que te pedí lo menos y no quisiste darme nada
	y ahora que ya no te quiero, me llamas, me llamas ...

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