歌曲 | El Canto Del Gallo |
歌手 | Radio Futura |
专辑 | La Cancion De Juan Perro |
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El jaleo de los días de feria | |
ya se oía a un kilometro del pueblo | |
y un extraño acento en el hablar | |
de los que halló por el camino. | |
Un coro de muchachas y una vieja | |
levantándose las faldas al bailar | |
y un jovencito de broma peligrosa | |
haciendo gala del orgullo local. | |
De los que dan dinero por la noche | |
para que nunca termine su canción | |
para que sude el músico ambulante | |
su condición de vagabundo. | |
Es ya la hora del aperitivo | |
y todavía no funciona el tiovivo | |
el músico buscó la acera en sombra | |
y la ventana donde olía a flor. | |
Tenga esta rosa blanca, señorita | |
a cambio de su negro pensamiento | |
por qué motivo temblaron sus labios | |
vio en sus ojos el fondo de un volcán. | |
Y mientras tanto corría la sangre | |
en la plaza, como un vino común | |
y las plumas de los gallos | |
por el aire volaban aun. | |
Quítese usted de en medio forastero | |
que ya no quedan señoritas en el bar | |
ya cantó como el gallo de pasión | |
pero esta es mi canción | |
y el baile va a empezar. | |
El músico ambulante se agarró del vaso | |
y sintió que flotaba en la luz artificial | |
apuró el trago de madrugada | |
un borracho imitaba el canto del gallo. | |
Se deslizó por una callejuela | |
antes de que empezase a clarear | |
y al pasar por la ventana enrejada | |
suavecito empezó a silbar. | |
Pero nadie conocía la tonada | |
que era inventada para la ocasión | |
y se fue por el camino a contemplar | |
los desvelos de las ultimas sombras. | |
Y caminando iba pensando que ganar | |
siempre es tentar a la otra cara de la suerte | |
y que por eso te hacen daño los huesos | |
cuando golpeas fuerte. | |
Y así se fue chasqueando los dientes | |
en memoria de algún actor | |
cuyo nombre se ha perdido | |
y que hacía de bandido | |
y sintió la alegría del olvido | |
y al andar descubrió la maravilla | |
del sonido de sus propios pasos | |
en la gravilla. |
El jaleo de los di as de feria | |
ya se oi a a un kilometro del pueblo | |
y un extra o acento en el hablar | |
de los que hallo por el camino. | |
Un coro de muchachas y una vieja | |
levanta ndose las faldas al bailar | |
y un jovencito de broma peligrosa | |
haciendo gala del orgullo local. | |
De los que dan dinero por la noche | |
para que nunca termine su cancio n | |
para que sude el mu sico ambulante | |
su condicio n de vagabundo. | |
Es ya la hora del aperitivo | |
y todavi a no funciona el tiovivo | |
el mu sico busco la acera en sombra | |
y la ventana donde oli a a flor. | |
Tenga esta rosa blanca, se orita | |
a cambio de su negro pensamiento | |
por que motivo temblaron sus labios | |
vio en sus ojos el fondo de un volca n. | |
Y mientras tanto corri a la sangre | |
en la plaza, como un vino comu n | |
y las plumas de los gallos | |
por el aire volaban aun. | |
Qui tese usted de en medio forastero | |
que ya no quedan se oritas en el bar | |
ya canto como el gallo de pasio n | |
pero esta es mi cancio n | |
y el baile va a empezar. | |
El mu sico ambulante se agarro del vaso | |
y sintio que flotaba en la luz artificial | |
apuro el trago de madrugada | |
un borracho imitaba el canto del gallo. | |
Se deslizo por una callejuela | |
antes de que empezase a clarear | |
y al pasar por la ventana enrejada | |
suavecito empezo a silbar. | |
Pero nadie conoci a la tonada | |
que era inventada para la ocasio n | |
y se fue por el camino a contemplar | |
los desvelos de las ultimas sombras. | |
Y caminando iba pensando que ganar | |
siempre es tentar a la otra cara de la suerte | |
y que por eso te hacen da o los huesos | |
cuando golpeas fuerte. | |
Y asi se fue chasqueando los dientes | |
en memoria de algu n actor | |
cuyo nombre se ha perdido | |
y que haci a de bandido | |
y sintio la alegri a del olvido | |
y al andar descubrio la maravilla | |
del sonido de sus propios pasos | |
en la gravilla. |
El jaleo de los dí as de feria | |
ya se oí a a un kilometro del pueblo | |
y un extra o acento en el hablar | |
de los que halló por el camino. | |
Un coro de muchachas y una vieja | |
levantá ndose las faldas al bailar | |
y un jovencito de broma peligrosa | |
haciendo gala del orgullo local. | |
De los que dan dinero por la noche | |
para que nunca termine su canció n | |
para que sude el mú sico ambulante | |
su condició n de vagabundo. | |
Es ya la hora del aperitivo | |
y todaví a no funciona el tiovivo | |
el mú sico buscó la acera en sombra | |
y la ventana donde olí a a flor. | |
Tenga esta rosa blanca, se orita | |
a cambio de su negro pensamiento | |
por qué motivo temblaron sus labios | |
vio en sus ojos el fondo de un volcá n. | |
Y mientras tanto corrí a la sangre | |
en la plaza, como un vino comú n | |
y las plumas de los gallos | |
por el aire volaban aun. | |
Quí tese usted de en medio forastero | |
que ya no quedan se oritas en el bar | |
ya cantó como el gallo de pasió n | |
pero esta es mi canció n | |
y el baile va a empezar. | |
El mú sico ambulante se agarró del vaso | |
y sintió que flotaba en la luz artificial | |
apuró el trago de madrugada | |
un borracho imitaba el canto del gallo. | |
Se deslizó por una callejuela | |
antes de que empezase a clarear | |
y al pasar por la ventana enrejada | |
suavecito empezó a silbar. | |
Pero nadie conocí a la tonada | |
que era inventada para la ocasió n | |
y se fue por el camino a contemplar | |
los desvelos de las ultimas sombras. | |
Y caminando iba pensando que ganar | |
siempre es tentar a la otra cara de la suerte | |
y que por eso te hacen da o los huesos | |
cuando golpeas fuerte. | |
Y así se fue chasqueando los dientes | |
en memoria de algú n actor | |
cuyo nombre se ha perdido | |
y que hací a de bandido | |
y sintió la alegrí a del olvido | |
y al andar descubrió la maravilla | |
del sonido de sus propios pasos | |
en la gravilla. |